El síndrome de la VIDA ES BELLA

He estado pensando en algo estos días. Es un pensamiento duro, que a más de uno le chocará leer, como a mí pensarlo. Decidí bautizar esta reflexión: EL SÍNDROME DE ''LA VIDA ES BELLA''.

Has visto esa película italiana ganadora del OSCAR allá por el 1997?

Guido, un hombre italiano descendiente de judíos, vive en Arezzo en 1939. Con el ambiente de fondo de la Segunda Guerra Mundial, el poder fascista y el antisemitismo, Guido se enamora de Dora, la ex-novia de un oficial fascista, con la que será padre de Josué.

La felicidad les dura poco, pues Guido, su tío y el pequeño Josué son deportados a un campo de concentración nazi. Dora, la cual no consta como judía, decide subirse al tren que le lleva al mismo campo de concentración.

Separados por sexo, Guido decide hacer creer a su Josué que todo se trata de un juego en el que sólo ganará si no se deja ver por los "gruñones" guardias alemanes. Para ello, cada día inventa nuevos juegos en los cuales dice ganar puntos para conseguir el premio final "un tanque"

Esta película me recuerda a la manera ilusoria que tenemos algunos cristianos de vivir el Evangelio.

Lo hacemos como un juego.

Si.

Juagar al EVANGELIO.

Jugas? Es fácil!

Estas son las reglas del juego:

• Hacemos de cuenta que vivimos por fe. Jugamos a orar antes de comer como si en verdad nuestras provisiones dependieran de Dios
• Leemos historias de la Biblia, entretenidas, interesantes, por unos breves minutos. Las olvidamos enseguida.
• Usamos un código de convivencia que tratamos de cumplir por puntos, para ver quién es el ganador y representamos como si fuéramos hijos de Dios en casa y en la iglesia.
• Será mejor que nuestros vecinos, remiseros, amigos, maestros y empleados no se enteren que estamos participando. El juego es secreto.
• Cuando nos enfermamos podemos pedirles a lo demás que oren por nosotros por costumbre, total ya llamamos al médico y ya estamos tomando el remedio. 
• Orar es  pensar en Dios unos segundos al levantarte. Luego olvidate hasta la noche  cuando te acuestes.
• Cuando veas al necesitado, lo mejor es que te hagas el distraído. No podemos involucrarnos con todos.
• Deberemos asistir a la iglesia cada domingo, para demostrarle a los hermanos que somos perseverantes y que cumplimos con el código.
• No nos olvidemos de hacer obras de bien, comunmente llamadas ''servicios'' o ''ministerios'', que cumplen la función de ''vanagloria'' y tan bien nos hacen sentir.
• Sonríe cuando tu prójimo te cuente que es AREKRISNA y no emitas comentario cuando un remisero te diga que no hay esperanza para la Argentina. Enmudece.
• No leas el diario, no te informes, quédate en tu mundito que la pasarás mejor.

Pido disculpas por tanta ironía junta.

Al igual que la película a veces siento que juego al Evangelio y me disgusta porque no fui creada para eso. Me incomoda como una pieza de un rompecabeza que no encastra porque no es la pieza correcta. Yo no fui creada para vivir así.

Yo quiero VIVIR el EVANGELIO, no jugarlo.

Yo quiero ver al Señor en cada acto de mi vida, en la cotidianidad de mi hogar, en la calle y en la iglesia.

Quiero necesitarlo, quiero amarlo de veras, quiero anhelarlo, buscarlo, conversar con ÉL como lo hago con mi esposo o con mi padre.

Quiero esperar sus respuestas a mis preguntas

Quiero consultarle

Quiero pedirle que tenga misericordia de mi país

Quiero tocarlo

Quiero tener experiencias con Él.

Quiero escucharlo, en una prédica, en una lectura, en un consejo de una amiga.

Quiero ver como Él ve.

Quiero orar sabiendo que está escuchando y tomando en cuenta lo que le digo.

Quiero ver como me transforma estar en Su presencia, escudriñar su palabra.

Quiero ver respuestas a mis oraciones

Quiero VIVIR EL EVANGELIO, no jugarlo!

Natalia Managó